Los rayos cósmicos son misteriosas partículas que llegan del espacio y bombardean constantemente a la Tierra desde todas direcciones. Sólo unos pocos tienen la energía más elevada que se conoce y, ahora, también se sabe desde dónde llegan. Ayer, los científicos del Observatorio Pierre Auger, ubicado en Malargüe, develaron la incógnita: vincularon el origen de los rayos cósmicos de ultra elevada energía con las galaxias más cercanas que tienen núcleos activos. Así se abre una nueva disciplina de investigación, la astronomía de partículas cargadas. El hallazgo científico se presentó en Mendoza y alcanzó a la prensa internacional, hoy está en la tapa de la prestigiosa revista Science. De este modo, el observatorio de rayos cósmicos más grande del mundo dio a conocer su mayor avance desde que empezó a trabajar con datos estables, en 2004. Diecisiete países y más de 370 científicos estuvieron involucrados en la investigación, entre ellos, expertos mendocinos. Miembros de la colaboración internacional del Pierre Auger le explicaron ayer al mundo que el origen de los rayos cósmicos se relaciona con las galaxias más cercanas que tienen núcleos activos. ¿Qué significa esto Primero hay que decir que una galaxia está formada por estrellas, nubes de gas, polvo, materia y energía. Entonces -enfatizaron los expertos- algunas de esas galaxias presentan núcleos activos (AGN, por sus siglas en inglés) que indican la presencia de un agujero negro con mucha masa, que absorbe grandes cantidades de energía. Luego, los núcleos de estas galaxias atraen y devoran gas, polvo y materia y lanzan una enorme cantidad de partículas y energía al Cosmo, es decir, emergen los rayos. Descubrimos que los rayos cósmicos de las más altas energías no llegan por igual de todas direcciones. Existen direcciones de arribo preferenciales. Este descubrimiento abre una nueva era para la observación del Universo: ha nacido la astronomía de rayos cósmicos, resaltó Alberto Etchegoyen, quien desde la Comisión Nacional de Energía Atómica lidera el proyecto en la Argentina. Paso a paso o rayo a rayo Los rayos cósmicos son protones y núcleos atómicos que viajan a través del universo con velocidades cercanas a la de la luz. Apenas estas partículas ingresan a la atmósfera terrestre chocan con moléculas de aire y crean una cascada de partículas secundarias, que puede dispersarse en cuarenta o más kilómetros cuadrados cuando llega al planeta. El Pierre Auger, con dos tipos de detectores de rayos cósmicos -los de superficie y los de fluorescencia-, capturó por tres años y medio a esas misteriosas partículas. En una superficie malargüina de tres mil kilómetros cuadrados, los eventos cósmicos fueron muchos, casi medio millón, pero sólo 27 resultaron óptimos para la investigación. Los eventos de elevada energía fueron 27 y se seleccionaron 20, que llegaron de galaxias cercanas y no de la nuestra. Por ejemplo, desde la galaxia Centaurus A, que es próxima y está siendo estudiada, llegaron dos eventos, explicó la astrónoma Beatriz García, miembro de la colaboración argentina y coordinadora del grupo de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Ahora, los científicos saben que los rayos cósmicos de las más altas energías no pueden provenir de distancias muy grandes, de más de cientos de millones de años luz, porque pierden energía en colisiones con el fondo cósmico de microondas y la radiación remanente del Big Bang, que llena todo el espacio, describió Diego Harari, investigador del Centro Atómico Bariloche y del Conicet. ¿Cuál es el próximo desafío Seguir estudiando la galaxia Centaurus A, analizar eventos de alta energía de otras galaxias y también -remarcó el físico Esteban Roulet- saber qué pasa con las partículas de baja energía. Ayer, desde Mendoza, se dio un paso más hacia el conocimiento del Universo.
Fuente: Diario Los Andes