Entrevista A Nicolás Catena Fue uno de los pioneros en entender el mercado del vino, cuando comenzó a exportar en los 90. En la actualidad es uno de los bodegueros más famosos y prestigiosos. En esta entrevista nos muestra su visón de la vitivinicultura argentina. Hacía años que no daba notas para medios argentinos y la semana pasada habló para Fincas.
Tiene 67 años, tres hijos y como le gusta aclarar cinco nietos. De extremado perfil bajo, es una de las personalidades del mundo vitivinícola que ha desarrollado los mejores vinos de alta gama. En la actualidad, es dueño junto con su familia de Bodegas Catena Zapata, Bodegas Caro (en sociedad 50-50 con Lafite-Rothschild de Francia), tiene inversiones en Bodega EscorihuelaGascón y desde 1992 es dueño del 50% de Bodega La Rural. Con su bodega Catena Zapata espera superar a fines del 2007 los 30 millones de dólares en exportaciones. – ¿Cómo se logra construir una empresa tan exitosa – Es muy difícil de contestar esa pregunta. Mi primera respuesta es que debe obedecer a varios motivos. Si tuviera que elegir uno como el principal que explique como le ha ido a mi empresa, diría que se debe a una especie de obsesión por conseguir una alta calidad y mejorarla siempre, aún cuando a uno le va bien con un producto. Es verdad que el éxito se lo puede atribuir al marketing, a la calidad del producto, a una buena organización de ventas, pero lo que yo observo es que al final del día lo que importa es que consiga ofrecer una relación calidad -precio un poco mejor que el resto. Esto es un proceso dinámico porque a medida que se va consiguiendo este efecto el competidor hábil lo trata de igualar. Entonces allí se tiene que dar un paso más adelante. Es un proceso que no termina nunca y esa ha sido la filosofía de mis bodegas. – ¿Qué papel juega el recurso humano en esto – Una política en mi empresa ha sido mantener a mis colaboradores. Cuando he descubierto algo importante en una persona, se invierte mucho en intentar que esa persona se perfeccione con la práctica en la misma bodega, como en diversas visitas a lugares donde sepan más que nosotros. Este ha sido otro factor que ha hecho que la empresa pueda competir ventajosamente: tener personal y mantener un grupo de enólogos que conservan esa filosofía a través del tiempo, de siempre mejorar la calidad y fortalecerla. Volviendo a la primera pregunta creo que sí, haber podido tener la misma gente durante tantos años es un factor que ha contribuido al éxito. – Sobre el mercado externo: ¿Cree que Argentina está conquistando al consumidor – En el mundo estamos conquistando al consumidor. Estamos en un proceso importantísimo, es increíble lo que está pasando con el consumidor internacional. En Estados Unidos me animo a decir que estamos de moda. El vino argentino está de moda, y sabemos porqué: es por nuestro clima, nosotros tenemos algo que yo le llamo viñedos de altura, estos vinos de altura tienen unas características de temperatura, humedad, amplitud térmica y de intensidad luminosa que son las causantes de cierta composición química de la uva y el vino que son únicas. – Y si tuviera que elegir un terroir en nuestra provincia, ¿cuál sería – Eso depende de la variedad. Para el Malbec que hoy está siendo la más demandada, hay que buscar lugares con temperaturas más bajas y mayor intensidad luminosa como el Valle de Uco, a partir de los 1200 metros de altura. – ¿Qué otra variedad puede tener un gran desarrollo en Mendoza – Nuestras primeras conclusiones, aunque no son definitivas, es que el Syrah puede llegar a funcionar en un clima parecido al del Malbec y puede ser una sorpresa. Pero todavía no tenemos una definición acabada sobre esa variedad. – ¿Cómo afectará la inflación la competitividad del sector – Inexorablemente el tipo real de cambio está disminuyendo y va a continuar ese camino hasta que se equilibre la balanza de comercio. Hasta que se llegue a ese punto los ingresos de las exportaciones vitivinícolas van a ir disminuyendo. Cuánto no lo sé, pero tenemos que esperar una baja pronunciada en el tipo real de cambio durante los próximos meses y años. Entonces existe una incertidumbre importante sobre los ingresos de la vitivinicultura. -Como economista, ¿cuál es su plan de contingencia frente este escenario – Nuestra estrategia ha sido concentrar todos nuestros esfuerzos en la exportación de los vinos de más alto precio y calidad. Si el tipo real de cambio desciende, estos vinos de alto precio continuarán siendo rentables, mientras que los vinos de menor precio muy probablemente no. Ya vivimos esto. En el año 2000/2001 las bodegas argentinas vendieron sus vinos de bajo precio a pérdida porque el tipo real de cambio estaba muy bajo. Con la devaluación del 2002 cambió radicalmente el panorama y volvieron a ser rentables, pero eso es el segmento de precios más vulnerables y seguramente va a sufrir en el futuro próximo. Mi modo de enfrentar este tema es concentrarnos en la exportación de vinos del segmento de precios de u$s FOB 35 a 40 la caja de nueve litros. – Entonces, ¿cómo ve que algunos vinos argentinos entran en mercado con precios muy bajos – Para mí es un riesgo muy alto el que están corriendo. En mi caso yo no invertiría en promocionar vinos en ese segmento de precios. – ¿Cómo ve la campaña de promoción del vino argentino en el mercado interno – Mi impresión es que si tiene algún beneficio es insignificante. En algún momento me preguntaron y mi comentario fue que en donde se debería haber gastado ese dinero (9 millones de pesos) es en hacer saber al mundo diciendo que somos un país productor de vino y segundo como país que puede producir una cierta calidad. Yo acabo de llegar de Alemania, donde tuve la oportunidad de hablar con consumidores potenciales, y descubrí que para ellos era una completa sorpresa que Argentina pudiera producir vinos que se animaran a competir con los franceses. Peor aún, la mitad de ellos no sabía que Argentina producía vinos. Entonces, si tenemos algún dinero institucional donde serviría más es en los mercados internacionales, sobre todo poder transmitir que tenemos un terroir muy bueno. Eso sí serviría al país. Fuente: Area del Vino