Tres gobernadores pasaron ya por el sillón de San Martín desde aquella promesa oficial. Ahora vamos por el cuarto y aún no hay solución a la vista. Es que hace ya 12 años que los encargados de turno del gobierno provincial vienen asegurando que bajo su mandato se concretará, por fin, el anheladísimo camino que debe -necesariamente- unir Cacheuta con el perilago del dique Potrerillos. Por eso, ayer los vecinos de la zona volvieron a manifestarse realizando en la ruta 7, a la altura de la cárcel Almafuerte, lo que definieron como un corte simbólico.
Con banderas argentinas, carteles que rezaban Llevamos 12 años de larga espera. Basta de marginación y reparto de folletos explicativos, los lugareños pidieron que los automovilistas tocaran bocina si estaban de acuerdo con su reclamo. Y los bocinazos de autos, camionetas y camiones que por allí transitaban se hicieron sentir. Aunque la cantidad de pacíficos manifestantes no superó las 50 personas, los organizadores de la protesta aseguraron que son más de 6 mil habitantes los que coinciden con la petición.
Según detallaron, los 400 metros de asfalto necesarios para que ambos distritos de Luján queden conectados los beneficiarían principalmente en tres áreas: salud, educación y turismo. En el primer caso, si bien desde el año pasado funciona en Cacheuta una posta sanitaria, la misma sólo atiende dos veces por semana, con lo cual el resto de los días quedan sin ningún tipo de atención médica. En Potrerillos sí hay un Centro de Salud que cuenta con guardias permanentes.
En lo que respecta a educación, en el sitio del perilago hay nivel primario, secundario, terciario y hasta un centro de capacitación laboral para quienes desean estudiar. Y la última ventaja refiere a que habría mayor circulación de turistas, que conllevaría un crecimiento económico por ser una fuente más de trabajo.
Además, se descongestionaría el tránsito al poder separar el paso de autos por una ruta, y del transporte de cargas (camiones) por la otra. Con ello, disminuiría la cantidad de accidentes viales. También habría más estabilidad laboral para muchas familias y las distancias y tiempos de traslado se acortarían.
La logística está y el dinero también. La obra se encuentra al 85 por ciento; sólo faltan construir unos 400 metros de ruta. Lo que pedimos es que el Estado se haga cargo porque es su obligación. El gobernador Francisco Pérez me dijo personalmente que lo harían. Esperemos que cumpla con su palabra, enfatizó Héctor Fredes, delegado de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) y vecino de la zona.
Falsas promesas
El proyecto para vincular ambas zonas de montaña tiene, como ya vimos, más de una década de historia. Durante ese tiempo mucha agua pasó por debajo del puente. En 2006, por ejemplo, la ruta del perilago fue licitada por el gobierno de Julio Cobos y pagada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero en 2008 uno de sus tramos quedó paralizado, significando esto pérdidas en inversiones millonarias realizadas, en esa ocasión, por la provincia.
Luego llegó Celso Jaque asegurando que concretarían, de una vez, la tan postergada obra antes de diciembre de 2009. También siguió pendiente porque nada se avanzó.
Ahora la UTE a cargo de los trabajos, conformada por las empresas Homaq, Rovella Carranza y Panedile, es la empresa que está trabajando en la zona. Pero, tal cual cuentan los lujaninos, en dos meses se irá.
Ellos son los que han hecho casi toda la obra de la cual sólo falta el tercer tramo. Si ahora se van hay que volver a licitar y eso demoraría mínimo dos años. Esta situación nos perjudica a todos, estamos estancados y no tenemos nada cerca. A los chicos los tenemos que mandar a la escuela de la villa (Potrerillos) y encima sólo tenemos una línea de micro con pocas frecuencias, manifestó Francisco Gaña, presidente de la Unión Vecinal Puente Colgante Cacheuta.
Por su parte, Natalia Burgos, de la Asociación Aires de Montaña, se sumó a la protesta diciendo: Queremos una solución, ya que la comunicación de las rutas está prevista desde que se inauguró el dique (en 2001). En invierno, cuando las temperaturas son muy bajas, se congela el desvío del túnel. Quedamos varados y hay que esperar que venga Vialidad y lo limpie. En Cacheuta vivimos 1500 personas y llegamos a las 3000 en temporada turística. A veces se producen embotellamientos y los policías de tránsito no pueden controlar las enormes colas de autos que se generan.
Esta protesta no significa que estemos en contra del gobierno, sino a favor del progreso. Si por ejemplo ocurre un accidente grave en la ruta y hay que trasladar a la persona la demora es muchísima. Con la obra la ambulancia podría llegar más rápido y tal vez le podés salvar la vida a una persona, concluyó Fredes.