A base de Malbec de Luján una bodega local desarrolló el primer Ice Wine argentino, un vino preciado en países como Canadá, Austria y Alemania.
Créase o no, el Malbec también sirve como base a los vinos helados, tan bien como lo hicieron las uvas de aquel señor feudal que -según cuenta la leyenda – tuvo que elaborar su vino con uvas congeladas, porque sus siervos en su ausencia se olvidaron de levantarlas.
La leyenda medieval ha dado origen a cierta controversia, aunque en realidad los vinos de uvas congeladas sí existen. Son parte de la cultura de países fríos, principalmente Alemania y Canadá. Vinos elaborados a partir de uvas congeladas, cosechas muy tardías (ya pasando el otoño, en pleno invierno), por lo que contienen un alto contenido de azúcar residual.
Este vino, denominado en sus países de origen (ya nombramos a Canadá y Alemania, pero agregaremos Austria) como Ice Wine, tiene un exponente mendocino. Se trata de un producto de bodega Las Perdices que fue lanzado al mercado el año pasado y por sus características, es un vino de baja producción y alto valor agregado.
A diferencia de las uvas de Canadá, las de Mendoza no se congelan en viñedo y por tanto deben pasar varios días en bodega donde se las somete a temperaturas inferiores a 8 grados bajo cero.
Método local
Cosechamos el Malbec a mediados de junio, entre 60 y 90 días después de la fecha habitual. A esta altura las uvas presentan un avanzado estado de deshidratación y por ende, de concentración de azúcares, aromas y sabores, explica el enólogo y uno de los dueños de la firma, Juan Carlos Muñoz.
En estas condiciones se da inicio al proceso de vinificación. Las uvas son llevadas directamente al prensado y la remoción de los cristales de hielo permite obtener un jugo o mosto con características únicas. Ese mosto fermenta durante más de 30 días a temperaturas entre 10 y 12 ºC.
Lentamente la fermentación comienza a ralentizarse hasta detenerse por completo, dejando una importante cantidad de azúcar residual en el vino obtenido.
En este momento la experiencia de Viña Las Perdices es la única que existe en el país. El resultado de la experiencia son 2.500 litros de vino que se venden en particular en el mercado interno, pero que también se exportan.
En este momento son varios los países de climas cálidos que están experimentando con este método, que como dijimos, logra vinos muy particulares, y por tanto, escasos. Entre los que han obtenido buenos resultados se cuentan Estados Unidos, Australia (un competidor fuerte en todos los flancos) Nueva Zelanda más algunos casos en Chile.
Frío, pero bien argentino
Si bien el Ice Wine puede elaborarse con infinidad de varietales, los dueños de Las Perdices pensaron que la presentación del producto merecía ser lanzada con el Malbec. En particular porque el emprendimiento está en Agrelo, zona emblemática de esta uva.
A la pregunta de por qué se decidieron a explorar en este método de vinificación, Muñoz responde: La magia de este vino es la concentración que alcanza, concentración en todo sentido, no sólo azucar, sino acidez, aromas, sabores, en otras palabras complejidad. Yo había hecho 200 botellas en el 2006, a modo experimental y lo llevé a ferias como La Rural (Vinos y Bodegas, en septiembre de 2006). Esto fue un poco el desencadenante de la decisión, a la gente le encantó, en especial al público femenino. Es algo novedoso y único y nuestra idea es demostrar que se pueden hacer otras cosas muy interesantes, además de lo que todos conocemos. Era un desafío y lo estamos abordando.
El resultado de este desafío es un vino de color rojo cereza brillante, con aromas de frutas rojas muy maduras (pasas de ciruela, guindas), untuoso y complejo en boca. Es ideal para acompañar diversos quesos, patés o postres.
Tiene una graduación alcohólica de 11,50, 170 gramos de azúcar por litro. Se bebe a temperatura muy baja. Entre 6 y 8 grados.
Necesita un prolongado período de guarda: 5 a 7 años. Se comercializa en botellas de 375 ml, que valen $80.
Fuente: Diario los Andes.-