Dentro de la fauna silvestre de Potrerillos, al zorro es común verlo al atardecer cuando con cuidado se asoma por las calles de los distintos valles o cruza la ruta en busca de alimento. También es frecuente de noche escucharlo ladrar. Como se desprende, se puede interpretar que es un canino salvaje de hábitos crepusculares y nocturnos. La presencia de estos animales en nuestros valles es importante porque dentro de su dieta están incluidos los roedores, además de pequeñas aves como perdices y martinetas. Como bien se sabe los ratones y las ratas pueden transmitir enfermedades a los humanos, entonces es bueno que los zorros se alimenten de ellos manteniendo de esta forma controlada su población y evitando que estos roedores se vuelvan plaga. En la zona de Potrerillos hay dos especies de zorros. En el llano, donde se desarrolla la actividad cotidiana del hombre, está el zorro gris (Pseudalopex griseus) que como su nombre lo indica es de coloración grisácea, de cuerpo alargado y con una gran cola que lo hace parecer mas grande de lo que es. En la zona montañosa propiamente en el Cordón del Plata se encuentra el zorro colorado (Pseudalox culpeus), de mayor tamaño y coloración rojiza. En general el zorro es curioso pero muy asustadizo y agresivo por lo que no se recomienda tratar de agarrarlo ya que seguramente sus mordidas, además de lastimar, provocan infecciones porque en su saliva contiene bacterias. Generalmente estos animales traen problemas a los pobladores cuando se aproximan a las casas donde se crían gallinas, patos o gansos. Por la noche aprovechan para hacer daño. Pero si los animales están encerrados en gallineros, es menester tomar la precaución de enterrar la tela gallinera 40 centímetros ya que el zorro accede al interior del corral haciendo un pozo bajo la tela que está al ras del suelo. Bajo la puerta de ingreso también hay que enterrar una lata o chapa que le impida el ingreso por allí. Tiempo atrás llegaron noticias de El Bolsón, Río Negro, sobre la aparición de una enfermedad provocada por el hantavirus que enfermaba a la población y hasta hubo pérdida de vidas. Los especialistas advirtieron que este virus era transmitido por la orina de los roedores. El crecimiento del número de roedores coincidió con la autorización de cazar zorros, ya que en esa zona había muchos. Al eliminarlos, los ratones perdieron a su predador natural y pudieron multiplicarse libremente, invadiendo poblados y causando enfermedades. El problema se solucionó de a poco prohibiendo la cacería del zorro. Sirva esta historia para aprender a cuidar a nuestros zorros, ya que ellos indirectamente nos están cuidando a nosotros. Fuente: Revista Cumbres del Plata.-