La casa que pertenecía a los Giol, ubicada en la esquina de Chile y Montevideo de nuestra ciudad, es sede de la primera vinería que los hermanos Jaime, Moisés y Amelia Chemea inauguran fuera de Buenos Aires. Se trata de Winery, una de las vinotecas top del país que, en su desembarco en esta provincia, previó la apertura de un wine point, un centro de información para que los turistas visiten las bodegas, así como un restó-bar que tiene capacidad para 300 personas. Elegante, blanca y minimalista, la construcción original ha sido engalanada por exquisitas arañas de cristal y góndolas espejadas que contienen decanters y copas de vino y agua en cristal checo (Bohemia). La casa, que aún conserva su cancha de bochas, tiene una historia. En el siglo pasado era la antigua hacienda de San Nicolás que quedó destruida tras el terremoto de 1861. Tras aquel terrible suceso todo cambió y nació la calle Montevideo. En 1873 Manuel y Emilio Civit compraron la esquina de Chile y Montevideo y allí construyeron la casa donde está en la actualidad el Museo del Pasado Histórico Cuyano. En 1888, Francisco Civit le compró al Gobierno provincial el predio lindero y construyó esta propiedad. En 1912, la casa fue transferida a manos de la familia Giol. Pero la fisonomía que hoy presenta estilo Art Nouveau, proviene de 1926. Coincide en época con el Pasaje San Martín. Siguiendo el estilo tiene un enorme vitral en el hall central. En las góndolas de esta vinería se pueden encontrar 2.500 productos. Sólo en su sala Malbec (la de mayor tamaño) Winery Mendoza tiene más de 500 etiquetas de vino. Cada sala tiene un nombre y algo que la diferencia del resto. En el salón donde se encuentran las bebidas espirituosas y licorosas, nacionales e importadas, se pueden encontrar oportos Graham cosecha 1977 que valen $ 2.500. El lugar cuenta también con una cava de incunables, o algo similar, ya que allí están los vinos de cosechas que ya no se consiguen, o vinos que directamente no se elaboran más y son muy buscados por los coleccionistas. Se destacan los expenders para servir el whisky en su medida justa, o los muchos estuches para regalo. Cofres de cuero o madera, latas que hacen las veces de frappera para botellas de 187 cm3, cajas con descorchadores, corta-gotas, descapsuladores, termómetros, descorchadores neumáticos, etcétera. La lista de productos asociados al vino es más larga de lo que uno podría imaginar. Winery cuenta también con una sala de espumantes, otra de rosados, una de blancos, y por supuesto, la sala destinada al Cabernet Sauvignon. En el salón donde están los Grandes Vinos se encuentran esas ediciones especiales que ya sea por autor, por terroir, por precio, añada o calidad de cosecha se convirtieron en ediciones limitadas con un valor diferencial. Sin embargo, no todo en Winery es producto de lujo. En esta vinería se pueden hallar muchos de los vinos que están en las grandes cadenas comerciales a valores similares o incluso inferiores. Un lugar muy particular, que define al concepto Winery -y la diferencia de otras vinerías- es su restaurante. En Mendoza, el resto- bar que inaugura el próximo lunes estará abierto todo el día y aún después de las 22, cuando cierre la vinoteca. Aunque la idea no es sentarse a almorzar o a cenar de manera formal. Los productos del restaurante están pensados para acompañar al vino, y no por el contrario. El vino es el protagonista principal, y que las tapas acompañen. Winery Mendoza es la número 11 de la cadena que inauguraron 9 años atrás los hermanos Chemea. Si bien el local más grande es el de Puerto Madero, el de Mendoza tiene la más extensa variedad de etiquetas y bebidas. Queríamos que fuese algo especial, por ser la única que se encuentra en el centro de la vitivinicultura argentina, comenta con un tono afable Moisés, uno de los propietarios de Winery. Para la Vendimia, más exactamente para el 1 de Marzo, la vinería ha previsto su apertura oficial, a la que asistirá lo más selecto de la industria.