La gran extensión de nuestro territorio permite la existencia de distintos factores agroecológicos que actúan sobre la vid en las zonas de cultivo. Estos factores son la altitud, el relieve, el suelo, los niveles de precipitaciones, las temperaturas medias y el riego. Al momento actual, este conjunto de regiones se extiende, preferentemente, en las zonas pedemontanas a o largo de la Cordillera de los Andes.
Una amplia franja del territorio argentino es apta para el cultivo de la vid. Se extiende a los pies de la cordillera desde los 22º hasta los 42º de latitud sur. Las diferentes altitudes y latitudes determinan notables variaciones ecológicas que permiten el cultivo de la mayor parte de las variedades de uva para vinificar difundidas en el mundo.
En general, todas las regiones vitivinícolas argentinas se caracterizan por estar ubicadas en zonas templadas y áridas, con pocas lluvias y escasa humedad relativa, lo que permite llegar a la vendimia con uvas sanas. Esto se traduce en una expresión varietal en los vinos que hace de ellos productos de excelente variedad.
Cada oasis productivo presenta características propias que permiten establecer diversas zonas vitivinícolas. Estas están integradas a su vez por subregiones, con semejanzas ó diferencias agroecológicas notorias.