En Mendoza, el otoño regala clima benigno y el cielo diáfano. A diferencia de veranos muy calurosos y de inviernos muy fríos, en otoño es la época ideal para visitar gran cantidad de interesantes lugares, donde los colores ocres y amarillos de los árboles dan un toque especial al paisaje.
Es ésta una excelente excusa para recorrer las típicas arboledas y así visitar bodegas y degustar vinos y la gastronomía del lugar, o para admirar las Areas Protegidas o los Parques Provinciales, de los cuales Mendoza está completamente orgullosa.
Los recomendados son en la zona norte de la provincia, los médanos de los Altos Limpios, donde pareciera que el tiempo se detiene, o el Bosque Telteca. Al oeste de la Ciudad, la Reserva Natural Divisadero Largo, una falla geológica, que permite ver la entraña del planeta. Al sur, la Laguna Llancanelo, en medio del desierto, con una invaluable reserva de flamencos rosados y cisnes de cuello negro. Al este, la Reserva Ñacuñan, cuyo objetivo es la recuperación del bosque de algarrobo, luego de una tala indiscriminada hasta 1937.
También es ideal para tomar baño en las aguas termales de Cacheuta (en Luján de Cuyo) o de Los Molles (en Malargüe), especialmente indicadas para dolencias físicas o psíquicas.
Para los amantes de los deportes, existen diversos ríos como el Mendoza, el Atuel, el Diamante y embalses como Valle Grande, Nihuil, Carrizal, Potrerillos, Los Reyunos, Agua del Toro , donde podrán practicar canotaje, rafting, pesca deportiva, paseos en catamarán. O en la enorme cantidad de rincones en la montaña, cabalgar, realizar trekking, o recorrerlos en camionetas 4×4.
En cuanto a las compras, con opciones para todos los gustos, ya sea en centros comerciales de categoría o en mercados artesanales se suma una intensa actividad teatral, exposiciones de arte, conciertos de todo tipo de géneros musicales y ferias de ciencia y técnica.