Una extensa quebrada paralela al límite internacional se abre camino desde inmensos glaciares a más de 4.000 metros. Magníficas moles de piedra de colores diversos. Liebres, guanacos, zorros y cóndores a sus anchas ante la absoluta ausencia del hombre. Lagunas y cascadas ocultas en la roca misma. La cara menos vista del Aconcagua asoma majestuosa. Un pasado de intrépidos hombres que dejaron allí su huella en busca de gloria. Todo convierte a la Quebrada de Matienzo, antiguamente conocida como de las Bóvedas, en uno de los sitios más impresionantes y desconocidos de la alta montaña mendocina. La quebrada en sí constituye la naciente del río de Las Cuevas y se encuentra dentro de la Cordillera del límite, inmediatamente al Norte de la villa Las Cuevas, departamento Las Heras. En más de diez años de guiar gente a la quebrada de Matienzo sólo en una oportunidad encontré a una persona caminando. El dato lo aporta Juan Pablo Forconi, experto guía de montaña apasionado por el lugar. La palabra exacta es virginidad, esa sensación única de recorrer sitios que nunca nadie ha pasado agrega uno de los titulares de la empresa Portezuelo del Viento. Ciertamente hubo quien, en 1919, recorrió sus cielos en las peores condiciones. Se llamaba Benjamín Matienzo, era un aviador militar tucumano que el 20 de junio de ese año desafió en un Nieuport 28C1 a 6.000 metros las alturas de América junto a dos camaradas. Sus colegas retornaron a Mendoza ante diversos desperfectos. Matienzo insistió en su propósito, pero vientos cruzados lo habrían obligado a un aterrizaje forzoso en tan hostil geografía. Sobrevivió y caminó kilómetros hasta agotar sus fuerzas. Su cuerpo fue encontrado en noviembre, a 17 km de Las Cuevas. El biplano en 1950, en la Cordillera Real a 4.000 m de altura. Son varios los circuitos de trekking posibles en la quebrada de Matienzo: a uno de los tesoros mejor guardados, la laguna del Potrero Escondido (3.980 msnm), al glaciar Alma Blanca, al Cajón del Rubio, al valle del Tolosa, al glaciar del Hombre Cojo. Y ascensos a los cerros Matienzo, Méjico, Santa Elena, entre otros. Previendo que la llegada de turismo a mayor escala puede resultar perjudicial para tan virgen lugar, la Municipalidad de Las Heras apuesta por la creación del Parque Natural Municipal Glaciares del Matienzo, cuyo objetivo es proteger este impresionante reservorio de agua dulce. Para ello se establecerá, entre otras pautas, la obligatoriedad de recorrerlo con guías habilitados, no habrá campamentos fijos (de hecho no se necesita aclimatación), no se permitirá el ingreso de animales cargueros, se implementará un estricto control de residuos. La quebrada de Matienzo es un santuario natural impresionante, hablamos de majestuosos glaciares que jamás han sido pisados por el hombre. Queremos que se conozca y recorra, pero debemos velar para que el equilibrio natural no se altere. El Parque Municipal será la garantía define Celso Boccolini, Técnico en Conservación y Subdirector de Turismo de Las Heras. La iniciativa arrancó en 2009 en un trabajo entre la Municipalidad y la Universidad Nacional de Cuyo para formular áreas protegidas municipales. El proyectado Parque de Glaciares del Matienzo dio plena intervención a todos los sectores: se efectuaron talleres con la comunidad involucrando a los habitantes de Las Cuevas, se presentó un impecable trabajo del IANIGLA sobre cuencas glaciarias, flora polínica y paleoclima de la quebrada, investigadores del CONICET aportaron su conocimiento, el Club Andinista sumó su palabra. El Plan de Manejo está planteado como proceso constructivo entre todos los actores: guías de montaña, de turismo, guardaparques, docentes, artistas, comerciantes, universidades, fuerzas vivas, ONGs. En definitiva, el Parque Municipal que protegerá a los glaciares del Matienzo constituye un verdadero desafío político con una impronta ambientalista inédita en Mendoza, que lo distinguirá como un sitio de una inmensa belleza conservado estrictamente en su estado natural y prístino. «Nota publicada en Revista CUMBRES»