Usando los cauces de riego derivados del río Mendoza y continuando con la tradición agrícola de los huarpes, se fue desarrollando la plantación de vid, de frutales y de pastajes. El aislamiento, durante varios meses al año, de su centro político, llevó a los mendocinos a tratar de desarrollar el camino hacia el Litoral.
Así comenzaron a llevar sus productos, en carretas y en tropas de mulas, a Buenos Aires, al Paraguay y hasta el Alto Perú. Pronto se convirtió en un Centro comercial de importancia y las ciudades de tránsito y destino comenzaron a gravar su comercio, debiendo recurrir en distintas oportunidades ante la Corona por los abusos constantes. La ciudad de Buenos Aires, encontró en los impuestos al vino uno de sus principales ingresos, utilizando los mismos para construir la primitiva catedral, el fuerte y el presidio.
España había intentado en vano detener la expansión de la incipiente economía vitivinícola, mediante diversas órdenes reales que imponían la erradicación de los viñedos de Chile, del Perú y de Cuyo, por ser competidores de los vinos de la Península. Fue, sin embargo, la apertura del puerto de Buenos Aires, en 1809, la que inició un verdadero conflicto económico con Cuyo, al posibilitar el ingreso de los caldos europeos, iniciándose una larga disputa entre proteccionismo y libre importación, de la cual Mendoza fue partícipe principal.
En estas lejanas y áridas tierras, don José de San Martín decide afianzar la empresa libertadora. Mientras organizaba el ejército y promovía la Declaración de la Independencia, plantó árboles, fomentó Colegios, construyó canales, difundió el uso de vacunas y consiguió le eliminación de los derechos extraordinarios sobre los frutos de la provincia.
La vuelta de Sarmiento del exilio, coincide con un nuevo desarrollo de la antigüa vitivinicultura. Fue ahora mejorada por cepas europeas traídas por Pouget, un experto francés radicado por razones políticas en Chile que llegó a Mendoza aportando técnicas y variedades de vegetales. Esta vitivinicultura a la europea sería luego continuada por Benegas.
En 1861, un hecho histórico marcó a la Provincia. En la noche, el suelo se estremeció y un terremoto destruyó totalmente la Ciudad, muriendo parte importante de su población y la mayoría de sus dirigentes.