La especial conexión entre turismo y gastronomía está de manifiesto desde hace tiempo. Así se visualiza en las rutas gastronómicas, en las enológicas, y en la búsqueda de los viajeros, ésa que, además de fascinarse con bellezas naturales o conmoverse con aspectos culturales, se detiene en los usos y costumbres; aquí la comida es esencial. Atendiendo a esta realidad y al crecimiento de la industria en la materia, el Instituto de Gastronomía de Mendoza Max Casá ideó una interesante propuesta para los visitantes: Cooking classes urbana y cooking classes Maipú. La idea es brindar un recorrido por los sabores regionales a través de una clase de cocina. El reconocido chef y su equipo proponen desentrañar los encantos de esta tierra a través de las recetas cuyanas. Por ello en la cocina de la escuela, totalmente equipada con capacidad para 20 alumnos o en medio de los viñedos en Club Tapiz con la maravillosa vista al Cordón del Plata, las materias primas de excelsa calidad, las usanzas, el toque de autor y los mejores vinos, se dan cita. Las clases dirigidas a turistas constan de una demostración del chef a cargo y una parte práctica en la que los concurrentes harán sus menúes; luego la degustación y el maridaje, para que el aprendizaje sea completo. El turismo gourmet internacional anhela experimentar al máximo el juego de sabores, texturas, aromas y singulares combinaciones. Por esta razón se prevé no sólo incursionar en el recetario cuyano sino utilizar esas herramientas, esos utensilios que, para el mendocino o el argentino, son tan habituales y que para un extranjero pueden ser verdaderas rarezas. Así el horno de barro, la parrilla con leña o el disco, serán parte de la experiencia de enseñanza aprendizaje. El arte de maridar Si bien los antiguos cánones de maridaje están entrando en desuso y se apunta a que cada comensal seleccione el vino que acompañará mejor los platos de su elección, Max Casá va más lejos y dice que primero habría que elegir el vino y luego los sabores que lo acompañarán. La sommelier de la escuela, Carolina Furno, aclara que los maridajes pueden darse por complementación o por contraste. Uno se amalgama a los sabores de las comidas sin producir fisuras, en tanto el otro diferencia concretamente los sabores y aromas; es aquél en el que con un plato condimentado o con alto grado de grasas, el vino produce un arrastre en la boca y luego se desea volver a comer, y así sucesivamente. No hay matrimonios para toda la vida, dice el chef que desata la risa entre los presentes. Entonces no busquemos que los blancos siempre acompañen las carnes blancas o las ensaladas, propone. Carolina por su parte indica que muchos tintos jóvenes bien se combinan con platos livianos y hasta con postres. El champagne, que es ideal para los postres, también desata innumerables sensaciones con las comidas. La cuestión es probar y realizar los acompañamientos que a usted le vengan bien. ¿Qué comemos En la clase de demostración de la que fuimos testigos, y privilegiados comensales, Max y su equipo prepararon unas alitas de pollo crocantes, ideales para un aperitivo; luego abadejo con vegetales al wok y salsa teriyaki como entrada y pastel de ternera al cabernet. Las tres preparaciones contaron, entre sus ingredientes, vinos merlot, malbec y cabernet sauvignon, en este caso de Viñas de Golf cosecha 2003. A cada plato le correspondió la degustación del vino y con la guía de Carolina Furno fuimos descubriendo las tonalidades del vino, los aromas, la reminiscencia de madera, a vainilla o a chocolate y a frutos rojos. Allí aprendimos cómo se complementan los sabores o cómo se contratan y esas teorías que tantas veces escuchamos, pasaron a ser una realidad a través de la deliciosa práctica. Un dato para usted: si cocina con malbec, es ideal que el vino que acompaña la comida sea ese varietal; sus invitados notarán la fusión de sabores. En el distendido ambiente donde los presentes escuchaban atentamente las explicaciones del chef, surgían nuevas preguntas, cuestiones cotidianas del uso de la sal, las especias o procedimientos de cocina. Fue en verdad una clase, en la que nos deleitamos con conocimiento nuevos y los platos exquisitos que nos brindaron. Fuente: Diario Los Andes