Así lo revela una encuesta de caracterización al turista realizada por el Ministerio de Producción, Tecnología e Innovación. Cacheuta, Potrerillos y Villavicencio, son los lugares destacados por los visitantes entrevistados en abril. Según la Encuesta de Caracterización del Turista, realizada por el Ministerio de Producción, Tecnología e Innovación a través de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones (DEIE) durante el mes de abril, el 64% de los visitantes encuestados llega a Mendoza con la idea de conocer otros lugares de la provincia, además de la ciudad. El 66% de los argentinos que visitaron la provincia y el 84% de los turistas provenientes del exterior, exceptuando Chile, planearon excursiones a la alta montaña y a bodegas ubicadas en el Gran Mendoza. En la encuesta mencionaron como principales atractivos de la provincia a «la ciudad de Mendoza, la cordillera de los Andes, los vinos y las bodegas». Entre los destinos para visitar se destacaron Cacheuta, Potrerillos y Villavicencio. En el caso de los visitantes de Chile, la intención de visitar otros destinos de nuestra provincia fuera de la ciudad- desciende a un 40,2%. La sinergia entre vino, arte y gastronomía está dándole una nueva fisonomía a Mendoza. De la mano del llamado enoturismo, o turismo del vino, crece la inversión en restaurantes, hoteles y posadas de un nivel superlativo y destinados a un público de altísimo nivel adquisitivo. Paralelamente, crece la tendencia de incorporar arte en las bodegas, algunas de las cuales, como es el caso de Killka, de Bodegas Salentein, bien podrían llamarse museos, por la cantidad y calidad de obras que albergan. En el porqué de este fenómeno convergen varios factores: primero, sin duda, el aumento notable de inversiones extranjeras, en este sofisticado segmento, que significaron un cambio cultural para los mendocinos, y la incorporación de una mirada más cosmopolita, pero manteniendo ciertas características que marcan la diferencia con destinos similares en otros países del mundo. Además, Mendoza fue incorporada a la Red Global de Capitales del Vino, junto con Burdeos, en Francia; San Francisco, en California; Ciudad del Cabo, en Sudáfrica; Porto, en Portugal; Florencia, en Italia; Rioja y Bilbao, en España, y Melbourne, en Australia. Esto la convierte en un destino fundamental para quienes se sienten atraídos por las rutas del vino. Es cierto que el factor cambiario es, actualmente, un fuerte argumento para elegir este destino. Pero hay características propias que hacen de Mendoza un destino especialmente atractivo para el enoturismo. Más allá de la belleza de los viñedos enmarcados por la cordillera, atrapa el hecho de que las bodegas estén cada vez más preparadas para recibir a los visitantes, mostrarles todo el proceso de elaboración del vino, degustar, comer y hasta alojarse con un confort hasta hace poco tiempo inimaginable. Son cada vez más las que ofrecen habitaciones cálidamente acondicionadas, con cuidados detalles y exclusivísimos servicios. Muchas tienen restaurantes de nivel internacional, lo que ha estimulado la creación de escuelas de chefs y de sommeliers que les están dando una nueva salida laboral a los jóvenes mendocinos. La movida del vino impacta favorablemente en las cuentas provinciales, no sólo por las exportaciones vitivinícolas, que el año último fueron de 500 millones de dólares, sino por los ingresos en concepto de turismo y de generación de empleo. También influye en el llamado turismo rural, al propiciar el flujo de turistas hacia fincas mendocinas abiertas al visitante, como algunas emblemáticas de Chacras de Coria, o las estancias típicamente cordilleranas; entre otras, El Puesto, en Los Arboles, Alto Valle de Uco, a 1500 metros de altura, un lugar de calidad y belleza excepcionales, muy frecuentado por norteamericanos y europeos.