Una parte de la cordillera mendocina se encuentra entre 1.500 y 2.000 sobre el nivel del mar (msnm) y tiene condiciones ambientales favorables para la salud, sin aglomeraciones de gente. Una receta ya conocida por generaciones anteriores, cuando el médico recomendaba la estadía en lugares de altura con aire puro y con poca gente, ante cuadros con compromiso respiratorio.
Buena cantidad de oxígeno y escasa contaminación son condiciones presentes en las montaña de Mendoza, que colaboran a evitar el contagio de enfermedades respiratorias. En la zona de la cordillera frontal, con alturas que van de 1.500 a 2.000 msnm, las condiciones climáticas y ambientales logran una combinación que, sumada a la falta de aglomeración de personas, resulta de gran beneficio para evitar la transmisión de estas enfermedades.
La cantidad de oxígeno es completamente suficiente para el bienestar y debido al peso de los contaminantes de la atmósfera, que buscan estratos más bajos, es una de las zonas de mayor limpieza del aire. Esto puede constatarse a simple vista por lo diáfano que está el cielo. Por eso, durante la noche las estrellas se ven más nítidas y brillantes.
Estas condiciones hacen de lugares ubicados en alturas medias mendocinas, como Potrerillos, sitios apropiados para el descanso en épocas de riesgo de contagio de patologías respiratorias. A la limpieza del aire y a la inexistencia de aglomeraciones se suma el relax, que nos predispone positivamente. A la vez, la variedad de forestación caduca y perenne permite la producción de oxígeno en la zona durante todo el año.
La recomendación está fundada en opiniones médicas. Tal es el caso de Fernando Nannini, un reconocido neumonólogo de nuestro medio, quien considera a la cordillera frontal mendocina como una zona de las más benignas para la prevención del contagio de las enfermedades respiratorias. La menor polución ambiental y el aislamiento favorecen a la prevención de enfermedades respiratorias y por consiguiente, del contagio de la gripe H1 N1.
Los especialistas aconsejan, mediante el uso de indumentaria apropiada, practicar las variadas actividades al aire libre, que son física y espiritualmente gratificantes, estimulantes y saludables. En viviendas calefaccionadas y confortables, con la precaución de evitar los cambios bruscos de temperatura, se completa el esquema de bienestar buscado.
Pero esta tendencia no es nueva. El médico de familia, Javier Flaugnacco, recuerda al médico sanitarista más reconocido en la provincia, Dr. Emilio Coni, quien no casualmente ubicó en 1907 al viejo Hospital Provincial (luego llamado Emilio Civit) en el Parque Gral. San Martín. Las condiciones ambientales de la zona y la distancia con el casco urbano permitían un mejor desarrollo del sistema inmune y una probabilidad de mayor de cura. Con el advenimiento de los antibióticos y otros tratamientos médicos basados en la administración de fármacos fue dejado de lado este viejo y sano hábito de buscar un entorno natural para estar sanos.
La invitación está hecha y la receta sólo consiste en visitar a la naturaleza, para prevenir contagios innecesarios y, mientras tanto, disfrutar.