El vino que se utiliza en las celebraciones religiosas de todo el país es elaborado por dos bodegas especializadas, cuya fama llegó hasta el Vaticano. Hace más de un siglo que en Mendoza se produce un vino de misa cuya fama llegó hasta el mismísimo Vaticano. Es el elaborado por las bodegas Cabrini y Don Bosco, esta última perteneciente a la congregación salesiana. Si bien la familia Cabrini produce varias líneas de vinos y espumantes, se inició en la producción del vino de misa por un antepasado que era sacerdote salesiano. Este vino, que tiene 16 grados de alcohol, es elaborado de distinta manera en cada bodega. En Don Bosco se utilizan uvas blancas de las variedades Torrontés y Moscatel de Alejandría (al ser un vino dulce, se usa también para elaborar postres), mientras que el de Cabrini se hace con un corte de uvas tintas: Malbec, Bonarda, Tempranillo y Sangiovese, lo que le da un color más rojizo, según consigna el diario Los Andes. Hugo Cabrini, uno de los propietarios de la bodega, contó en una entrevista con el diario Los Andes que su mayor orgullo fue cuando su vino llegó al Vaticano, llevado como obsequio para el Papa Juan Pablo II por una delegación de sacerdotes argentinos. Al Papa le gustó tanto que lo utilizó para la celebración de la misa del Jubileo.