En el siglo XVIII, el actual territorio de Rivadavia, pertenecía al Curato de Corocorto, donde la mayoría de sus habitantes eran los Huarpes.
Esta jurisdicción comprendida entre la margen izquierda del Río Tunuyán, las tierras del este hacia el Desaguadero y por el oeste hasta la localidad de Las Ramadas, fue el origen del departamento.
Surgió junto a las márgenes del Río Tunuyán como resultado de las actividades económicas de la época, ya que existían pasos para cruzar este río, muy útiles para las carretas que transportaban sal, hacia Corocorto y San Luis.
Así surgieron las ramadas, típicas construcciones de postes de madera y techo de totora o paja con barro.
Poco a poco se fueron multiplicando, dado que los salineros debían pasar varios días estacionados para poder descansar, refrescar sus animales, arreglar sus transportes o esperar que el río bajara su caudal. De esa forma fueron tomando el aspecto de incipiente centro poblacional.
Ya en 1859, al crearse el departamento de Junín, con el nombre de «Retamo», las ramadas pasaron a su dependencia, con una población de unas dos mil personas. Posteriormente cambió la denominación de «Las Ramadas» por la de «San Isidro Labrador».
A mediados del siglo XIX era la zona más importante del este mendocino.
En 1884 la Legislatura de la Provincia aprueba y promulga la ley por la que se crea la nueva jurisdicción, introduciendo un cambio en su denominación a “Rivadavia”.
Hacia 1900, la villa cabecera de Rivadavia, fue recibiendo lentamente los aportes de la inmigración, la que contribuyó a su progreso.
En 1953, por decreto del Gobierno de la Provincia, la villa de Rivadavia fue elevada a la categoría de Ciudad.