El Puente del Inca es una formación geológica que arrastra una historia interesante. Su nombre refiere a las visitas que los pueblos indígenas de la cultura Inca realizaban al puente, bajo el cual corrían aguas termales con propiedades curativas. Se encuentra ubicado a 180 km de Mendoza, en el distrito de Las Cuevas, y se accede a través de la Ruta Nacional Nº 7. Tiene cerca de 50 metros de largo y 28 de ancho, y está suspendido a 27 metros sobre el río.
Según se cuenta, el nombre viene de la leyenda de un jefe inca que llevó a su hijo afectado por parálisis a las aguas del lugar, para sanarlo. Lo acompañaba un grupo de valientes guerreros. Al llegar, vieron que de las aguas los separaba un río torrentoso. Los guerreros formaron un puente humano aferrándose entre todos, y el jefe pasó por sus espaldas. La leyenda dice que al darse vuelta, los guerreros habían quedado petrificados, formando el Puente del Inca.
La explicación científica dice que el puente fue formado por la acción de aguas minerales. A través de los años, el caudal del río se abrió paso entre sedimentos, que fueron depositados en el fondo por una artesa. Luego fue cementado por las aguas termales, que le dieron una coloración de naranjas, amarillos y ocres. Cualquier cosa que se coloque bajo las aguas adquieren una dureza, gracias a la acción mineral, que les da una apariencia “petrificada”.
En el área están ubicados los restos de un hotel, el Hotel Puente del Inca, que fue construido en 1925. Debido a las eventualidades climáticas el Hotel se fue deteriorando, pero se destruyó definitivamente en el alud de 1965. Sus ruinas todavía son visitadas por miles de turistas.
Foto: Web.