El conocimiento de la expansión del imperio incaico en el territorio argentino tiene antecedentes bibliográficos desde los primeros cronistas que describieron el territorio. No hay más que remitirse a Jerónimo de Bibar, obra escrita en el año 1558 y publicada en 1964, sobre el Reyno de Chile: Crónica y Relación copiosa de los Reynos de Chile. Transcripción paleográfica del prof. Irving A. Leonard, según el manuscrito original, propiedad de The Newberry Library, Chicago, III.; U.S.A. Tomo II. Por ello es inconcebible que recientemente una entrevistada (Coordinadora del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, en nota del Diario Clarín del lunes 8 de octubre pasado, El camino del Inca en Argentina) como Nuria Sanz desconozca que en Cuyo la conquista incásica había tenido su incidencia, diciendo: No había conocimiento de que los incas habían llegado hasta allí, haciendo referencia a más allá del sur de Uspallata. No hay más que mencionar párrafos de esta crónica para tener una idea cabal y clara de la llegada de los Incas hasta el Río Diamante. En ella reza: De esta provincia a la de Caria hay ciento veinte leguas de tierra seca, arenales. Hay indios mas no siembran, que se sustentan de algarrobas. En medio de este camino está un valle, el cual los españoles llamaron el río Bermejo por causa de ir muy bermejo; del barro que lleva es el agua salobre. Aquí hay muchos indios y de mucho ganado. No hay en estas ciento veinte leguas sino este río que corre, porque todos son jagüeyes que los indios hacen a mano, y de que llueve se recoge allí el agua. Es tierra muy poblada y es tierra fértil, aunque los indios no son muy grandes labradores. Susténtanse de algarrobas y chañares y hacen pan de ello, y del Cañar hacen vino que ellos beben. Tienen muchos guanacos y liebres y perdices como las que tengo dicho. Es tierra de regadío. Fueron conquistados del Inca y aun hoy en día están depositados de aquel tiempo, y de allí tomaron algunas costumbres suyas. De esta provincia a la de Cuyo hay treinta leguas. Están todas pobladas y de mucha gente. Estos indios de Cuyo también fueron conquistados de los Incas. Estos son más labradores que no los de Caria; siembran mucho maíz y frísoles y quinoa; poseen muchos guanacos. Están a la falda de la cordillera nevada. Hay todas las cazas que he dicho, y sus vestiduras son de lana. También hay acequias muy buenas. De aquí se fue a un río que se dice Diamante de poca gente. Estará treinta leguas, poco más o menos, de esta provincia donde se halló un mármol hincado en el suelo de estatura de un hombre. Preguntado a los indios que qué era aquello, dijeron que los Incas, cuando vinieron a conquistar aquella provincia, llegaron allí y que habían conquistado hasta el río, pusieron aquella señal y de aquí dieron vuelta. Además, sería largo mencionar una extensa lista de investigadores y estudiosos que han hablado acerca de la llegada de los Incas a estas regiones. Nos referimos a: Aparicio, Canals Frau, Rusconi, Schöbinger, Bárcena y sus discípulos, y también como resultado de mis propios estudios. Tanto la existencia documental como la arqueológica dan testimonio del Incario para no dudar en absoluto de estos objetivos. La desinformación, producto de la improvisación de determinados autores, no hace más que confirmar la falta de datos y lectura precisa y sistemática de investigaciones precedentes. Dr. Humberto A. Lagiglia
Director del Museo Municipal de Historia Natural de San Rafael, Mendoza