Los dos jóvenes tensaron los arcos y se adentraron en la costa salitrosa. A lo lejos se podía escuchar el bullicio de las aves alborotadas porque un grupo de mujeres y niños recolectaban algunos huevos. La primavera comenzaba, reverdecían los pastos y el entusiasmo reinaba en el campamento….Esta, tal vez, sería una escena cotidiana en los alrededores de la laguna Llancanelo hace unos dos mil años, según analiza la arqueóloga Laura Salgan. Eso es lo que se puede suponer por los restos arqueológicos encontrados hace unos días por los guardaparques de la seccional Carapacho (Martín Palma, Julián Baronetto y Andrés Elías) -encargados de la conservación y custodia del humedal-, en una de sus caminatas diarias por el área protegida. Entre los restos dejados por dichas poblaciones se pueden mencionar las características puntas de flecha (muchas de éstas, fracturadas), raspadores, cuchillos y perforadores elaborados en una alta variedad de materias primas (obsidiana, variedades de sílice y ópalos, entre otros) disponibles en zonas de alta montaña y en el actual territorio de Chile, explicó Salgán. A ellos se suman cuentas de collar o chaquiras elaboradas en valvas de origen marino, malaquita y vidrio, lo cual permite argumentar la continuidad de ocupación de dicho espacio hasta momentos posteriores al contacto. Ante el riesgo de perturbación o pérdida del sitio y con el aval del coordinador del Plan de Manejo del Área Natural Protegida (ANP), profesor Eber Sosa, se le informó del hallazgo a Laura Salgán, responsable del Área de Arqueología de la Municipalidad de Malargüe, para la intervención y rescate del patrimonio descubierto. De esta manera, el pasado jueves personal del CRIDC (Centro Regional de Investigación y Desarrollo Cultural) y la Dirección de Recursos Naturales, sede Malargüe, registraron la localización de este importante yacimiento arqueológico en el Sitio Ramsar Laguna Llancanelo. El reciente hallazgo puede ser considerado, por las características de los materiales registrados, como un campamento base (donde residían grupos de personas) que, debido a la importante concentración de restos materiales producidos como resultado de las actividades cotidianas y a la amplitud del yacimiento, habría sido un espacio elegido en el bloque temporal denominado holoceno tardío.La cantidad de fragmentos de huesos quemados, placas de piche y cáscaras de huevo de choique, entre otros, nos brindan una idea de las actividades de subsistencia y, en particular, estas últimas aportan información sobre las posibles épocas del año en que era utilizado el ambiente lacunar, debido a que la nidificación se registra a principios de la primavera, comentó el profesor de historia Ernesto Ovando. Ovando continuó detallando: Además, el hallazgo permite ampliar nuestro conocimiento sobre la forma de vida de las poblaciones cazadoras recolectoras que habitaban la región antes de la llegada de los españoles.Según los investigadores, los nuevos descubrimientos permiten suponer que la situación socioeconómica de estos grupos humanos era mucho más compleja e implicaba interacciones con poblaciones de alta montaña, trasandinas y pampas. Los trabajos permitieron descubrir asentamientos aborígenes y áreas de entierro que poseen una antigüedad aproximada de 2 mil a 2.500 años. Cabe remarcar que en el momento de la conquista española, según la documentación del primer siglo de contacto, el sur de Mendoza estaba habitado por puelches. Se trataba de grupos sociales con modo de vida cazador-recolector que mantendrían dichos vínculos interculturales.